El avión venía de Tapachula hacia la ciudad de México. Debía hacer una escala en la ciudad de Oaxaca, donde una curiosa colección de personajes de la vida pública de México debías abordar para regresar a la capital del país. Pero quienes subieron al avión de la compañía Mexicana de Aviación ese día se septiembre de 1949, jamás llegaron a su destino. Se unieron en la muerte en las cercanías del Popocatépetl.

La inquietud y la sorpresa empezaron a correr por las calles de la ciudad de México cuando el avión no aterrizó. Se mencionaron nombres: a bordo de la nave viajaba la estrella de cine Blanca Estela Pavón, la queridísima y popular “Chorreada”, pareja inseparable de Pepe el Toro. Pero también el secretario de Agricultura, Gabriel Ramos Millán, estaba en el avión. E iban reporteros a bordo, quizá el más notorio el fotógrafo Francisco, “Paco” Mayo. La gente entendida de la vida cultural del país agregó otro dato: el arqueólogo Salvador Toscano viajaba en ese avión con su esposa y sus dos hijos pequeños.

En la calle, la vida seguía: a finales a finales de septiembre de1949, en un par de cines de la capital, el Nacional y el Mitla, se exhibían, con el éxito que garantizan las películas consagradas en el favor popular, “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”. Así, la pareja de célebres actores estaba muy en el ánimo de la gente de a pie; eran casi como de la familia, muy queridos eran Pepe el Toro y la Chorreada.

TRAGEDIA EN EL PICO DEL FRAILE

No pasó mucho tiempo antes de que en todas las redacciones se supiera que el avión se había estrellado en las cercanías del Popocatépetl, en la zona que se conoce como Pico del Fraile.

“Siendo las 13:30 horas del lunes 26 de septiembre de 1949 cuando el bimotor de matrícula XA-DUH de la Compañía Mexicana de Aviación, sobrevolaba la ciudad de Puebla a 13 mil pies. Minutos después se perdió la comunicación con la nave que se estrelló en la falda del volcán Popocatépetl”. Desde un principio fue claro que nadie, de entre los 21 pasajeros y los cuatro integrantes de la tripulación, habían sobrevivido.

En el caso de Blanca Estela Pavón, la noticia de su fallecimiento fue una sacudida para mucha gente sencilla, que la había visto crecer con rapidez, entrar en la industria del cine, después de haberse iniciado en el doblaje, de la mano del director René Cardona, en “Allá en el Rancho Chico”, y después, dirigida por Chano Urueta, aparecer en una extravagante fantasía musical a tono con los días de la Segunda Guerra Mundial, “La liga de las canciones” (1941).

Luego, la gente la escuchó en algunas dramatizaciones radiofónicas muy exitosas. Poco a poco, con su frescura y simpatía, se ganó el cariño el público. En “Cuando lloran los valientes”, película de 1947, compartió créditos, por primera vez, con uno de los dos grandes charros cantores del país, Pedro Infante, que ya era un ídolo nacional. Hacían, dijeron todos, una pareja espléndida. Eso explica que en 1948 Ismael Rodríguez la llamara para convertirse en “La Chorreada”, el gran amor de “Pepe el Toro” en “Nosotros los Pobres” y “Ustedes los Ricos”, ambas filmadas en ese mismo año.

Aquella pareja, que sufrió tanto en los filmes de Rodríguez fueron “adoptados” de inmediato por los mexicanos, especialmente por los que ya formaban parte de la población urbana. A través de aquella pareja que cantaba “Amorcito Corazón”, Pavón e Infante se habían convertido en el símbolo de ese pueblo que día a día se ganaba el pan con su esfuerzo, sin que ello les garantizara la felicidad.

Era un 26 de septiembre cuando el avión en que la joven Pavón, acompañada de su padre, hacía el vuelo de Oaxaca a la ciudad de México, después de algunas presentaciones. Alguien le propuso que, en vez de irse en avión, hiciera el viaje por tierra, pero ella dijo que tenía en la capital el compromiso para asistir a un programa de radio. Así, abordó el avión, en compañía de su padre.