La memoria y el futuro de un pueblo es lo que aborda Yolanda Cruz en La Raya, largometraje que forma parte de la Selección de Largometraje Mexicano en competencia dentro de la 22da edición del FICMCrónica Escenario charló con la realizadora y la productora, Christine Dávila, sobre este emotivo proyecto que da voz a los pueblos originarios a través de comedia y realismo mágico.

La Raya surge por esa necesidad de contar esas historias que a veces son olvidadas, pero también queremos hacer un poco de entretenimiento, que es lo que creo que a veces, como cineastas, se nos olvida hacer. Queríamos hacer algo distinto, dar una perspectiva diferente de estas comunidades”, dijo la cineasta.

“Yo soy de este lugar donde grabamos y para hacerla quise que el futuro se vea representado y que no venga nada más a consumir las historias que vienen de Hollywood. Así fue como entramos a esa historia, que la veníamos trabajando de tiempo atrás”, rememoró Yolanda sobre el inicio del proyecto.

En el pueblo casi desierto de La Raya, un misterioso frigorífico aparece de la nada. Sotera Santos y su amigo Eric ven la oportunidad de hacer una fortuna vendiéndola. Sin embargo, la nevera pronto empieza a desvelar fenómenos extraños y enigmáticos a quienes se acercan a ella.

Mientras Sotera lidia con estos inquietantes sucesos, también debe enfrentarse a la dolorosa realidad de que su madre podría no regresar para llevársela a Estados Unidos, y que quizá su marcha de La Raya aún no esté destinada a producirse.

“A mí me llamó la atención esa complejidad de la migración junto al retrato de gente con todas sus fallas y los aspectos positivos que todos traemos. Para mí fue su retrato, siempre cargado de unas reflexiones y esa esencia deliberada de hacerla entretenida dándole un toque de realismo mágico con el refrigerador y su metáfora”, expresó Dávila.

“Ni qué decir del arco de la niña, que obviamente quiere reunirse con su mamá y no quiere estar con su papá y la valoración que va descubriendo de lo que tiene en este lugar y todas las cosas que está viviendo ella”, añadió la productora.

Siendo una idea que llevaba tiempo guardada, para Cruz hubo hechos que le hicieron cambiar ciertos detalles del relato. “Cuando regreso a Oaxaca por azares de la vida, cambió un poco la perspectiva original”, comentó.

“Los viajes de aquí para allá, sumado a la realidad que pasa ahora en estas comunidades, donde los jóvenes no ven otro futuro más que irse al norte, crear familias allá y después mandar a sus hijos de vuelta para que los cuiden los abuelos, siendo casi abandonados nos abrió el panorama. Creo que eso es algo que hay que discutir como comunidad, nos propusimos abordarlo a través del cine y sus herramientas para poder ayudarnos a digerir esas historias”, sumó.