En el filme Tres hermanos, los protagonistas de la película del argentino Francisco J. Paparella son mucho más que cazadores patagónicos y amantes del metal. Son una amalgama de emociones y conflictos en un entorno agreste y silencioso que, a su manera, refleja los problemas universales de comunicación y afecto. En una entrevista con Crónica Escenario, Paparella nos lleva al trasfondo de su proceso creativo y cómo su experiencia personal y cultural influyó en la narrativa de su película.

“Siempre empiezo mi proceso creativo con imágenes e ideas visuales que comienzo a conectar. La primera que surgió fue cuando estaba terminando de filmar Zanjas. El último día de rodaje estábamos en el rancho y unos amigos llegaron con un jabalí colgado mientras nosotros seguíamos filmando, ellos empezaron a desollarlo detrás nuestro y entre corte y corte ponían heavy metal”, expresó.

“Fue el punto disparador para la película. A partir de eso, en mi familia somos tres hermanos, y fue importante para mí desarrollar esa dinámica de los hermanos, una de las temáticas que me interesa es esa imposibilidad de comunicarse, y estos personajes son muy herméticos, lo cual creo que tiene que ver con la Patagonia, esa característica de estar mucho tiempo aislado en lugares muy lejanos y no poder comunicarse con sus emociones”, continuó.