El Ayuntamiento de Los Ángeles declaró monumento cultural histórico la vivienda de Marilyn Monroe, fallecida en 1962, para evitar su demolición, después de que una pareja de millonarios comprara el terreno de la casa con la intención de derribarla.

“Hoy tenemos la oportunidad de hacer algo que tenía que haberse hecho hace 60 años. No hay otra persona o lugar en la ciudad de Los Ángeles tan emblemático como Marilyn Monroe y su casa en Brentwood”, indicó Traci Park, miembro del Concejo Municipal de Los Ángeles e impulsora de la moción para proteger la mansión de Monroe.

Park consiguió el voto unánime de los 12 consejeros para agregar la única vivienda de Monroe, de estilo colonial español, a la lista de propiedades consideradas de importancia histórica.

“Algunas de las imágenes más famosas jamás tomadas de ella fueron en esa casa, en esos terrenos y cerca de su piscina. Marilyn murió trágicamente allí; para siempre la vincula en tiempo y lugar a este hogar”, agregó Park durante su intervención.

Esta decisión pone fin a una batalla por el 12305 West 5th Helena Drive que comenzó el verano pasado, cuando una pareja vecina a la casa de la estrella de cine estadounidense compró la parcela de su mansión para demolerla y así ampliar sus propios terrenos.

La millonaria pareja obtuvo el permiso de demolición, pero tras enterarse de los planes, Park decidió el pasado septiembre iniciar los trámites para blindar la casa de Monroe, lo que paralizó por completo la reforma.

En un intento por bloquear este proceso, los propietarios demandaron al Ayuntamiento de Los Ángeles el pasado mayo por conducta ilegal. La demanda fue desestimada este mes por un juez de California.

Entre sus razones para demoler la famosa propiedad de Monroe, los propietarios alegaron que la casa ya ha sufrido modificaciones que la alejan de su parecido a cuando la actriz habitó en ella, además de que, debido a su gran popularidad y la llegada masiva de turistas, se había convertido en una molestia para el vecindario.

El Ayuntamiento planea presentar una moción para restringir autobuses turísticos al acomodado barrio de Brentwood, al que los curiosos se acercan por el magnetismo que aún desprende la protagonista de películas como Gentlement prefer blondes (Los caballeros las prefieren rubias) o The prince and the showgirl (El príncipe y la corista).