Desde que López Obrador accedió a la presidencia su tono hacia Trump ha sido suave, defiende una política de “buena vecindad” con un jefe de Gobierno que hizo de la xenofobia una de las líneas centrales de su discurso para alcanzar el poder.
La relación entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su homólogo estadounidense, Donald Trump, vive una luna de miel. Desde que el tabasqueño accedió a la presidencia su tono hacia el inquilino de la Casa Blanca ha sido suave y de constante celebración por el entendimiento mutuo. López Obrador defiende una política de “llevarse bien” y “buena vecindad” con un jefe de Gobierno que hizo de la xenofobia y el insulto a los mexicanos una de las líneas centrales de su discurso para alcanzar el poder.

No siempre fue así. Cuando López Obrador era candidato a la presidencia fue muy crítico con su actual socio en Washington, promovió demandas ante la ONU y la CIDH en su contra, e incluso escribió un libro, “Oye Trump”, en el que lanzaba duras acusaciones contra el presidente estadounidense. Todo cambió una vez llegó al gobierno.

En agosto de 2016, el entonces presidente Enrique Peña Nieto invitó a Donald Trump, quien todavía era candidato a la Casa Blanca a su residencia de Los Pinos. Durante su campaña, el magnate estadounidense aseguró que construiría el muro y que México sería quien lo pagaría.

Por aquel entonces, López Obrador, quien fungía como presidente del Comité Ejecutivo de Morena, rechazaba la invitación por considerarlo una intromisión en asuntos de otro país y aseguraba que él no hubiese solicitado la visita de ningún candidato: ni de Trump ni de Hillary Clinton, que aspiraba a la presidencia por el Partido Demócrata. “Debemos ser prudentes, precavidos y no meternos en la vida interna de ningún otro país, para que ellos no se metan en las decisiones que solo corresponde a los mexicanos”, dijo.

En diciembre de 2016, ya con Trump como presidente electo, López Obrador marcaba distancias con el magnate. En un acto celebrado en Nuevo Laredo, Tamaulipas, el entonces líder de Morena anunciaba un pronunciamiento para el 20 de enero, coincidiendo con la toma de protesta de Trump en la Casa Blanca. “Porque vamos sin balandronadas, sin amenazas, de manera responsable a defender la soberanía de México, vamos a defender la soberanía de México y vamos a defender a nuestro pueblo. No se resuelven los problemas sociales con muros, con redadas, con la militarización de la frontera, con deportaciones”

“Si se necesita vamos a venirnos a instalar a la frontera para defender a los migrantes, para defender a los mexicanos, pero también no hay que tener miedo exagerado, no olvidar que por nuestros antepasados, los antepasados de ustedes aquí en la frontera México es un país libre, independiente, soberano, no somos colonia de ningún país extranjero”, dijo entonces López Obrador.

El 20 de enero de 2017, en Ciudad Acuña, Coahuila, López Obrador respondió al discurso de toma de posesión de Trump. El inquilino de la Casa Blanca había insistido en su idea de construir el muro y se mostró especialmente duro contra él. “Lo expresado por el presidente Trump en su mensaje de hace unas horas, significa todo un retroceso en la política exterior de los Estados Unidos y una vulgar amenaza a los derechos humanos”, aseguró.

“Hoy, Donald Trump, en su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, menos agitado y directo que en otras ocasiones, volvió a lanzarse contra los que considera extranjeros, de adentro y de afuera de su país”, inició López Obrador su discurso, en el que exigió al entonces presidente, Enrique Peña Nieto, que pidiese una reunión con su homólogo para discutir, entre otras cuestiones, las amenazas contra los migrantes y el anuncio de aranceles y políticas proteccionistas por parte de EU. No descartó acudir a instancias internacionales para hacer frente a estas prácticas.

Dos días después, también desde Coahuila, aseguraba que “así como Trump ha venido hablando de medidas a favor de Estados Unidos y en contra de México, que ahora de manera respetuosa, pero firme Peña Nieto ponga sobre la mesa en donde esté los asuntos que interesan al pueblo de México y a la nación”. Al entonces presidente le daba una recomendación: “nada de irse a tomar la foto, porque eso no ayuda, y que siga avanzando el clima de incertidumbre o de amenaza contra México. Que de una vez se defina qué es lo que queremos los mexicanos en cuanto la relación con Estados Unidos, una agenda muy clara, que se ponga esa agenda, repito, sobre la mesa”.

Cuando cinco días después de haber tomado posesión de su cargo Trump firmaba una disposición para la construcción del muro, López Obrador elevó el tono de sus críticas y sugirió presentar una demanda ante la ONU. “Ante la majadería y el agravio que significó el acuerdo firmado, hace un momento, por del presidente Trump sobre la construcción del muro a lo largo de nuestra frontera y de perseguir a migrantes en ese país, le sugiero, de manera respetuosa, que el gobierno de México presente una demanda ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra el gobierno de Estados Unidos por la violación de derechos humanos y por discriminación racial.”, afirmó.

Dirigido hacia Trump fue un tuit publicado ese mismo día en el que López Obrador aseguraba: “Presidente Trump: su muro nos agrede y deja la Estatua de la Libertad como leyenda. Iremos a tribunales internacionales. Viva la fraternidad”.

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